Poesía

Audre Lorde

MUJER

Sueño con un lugar entre tus pechos
para construir mi casa como un refugio
donde siembro
en tu cuerpo
una cosecha infinita
donde la roca más común
es piedra de la luna y ópalo ébano
que da leche a todos mis deseos
y tu noche cae sobre mí
como una lluvia que nutre.

LA DONCELLA

Una vez, yo fui mortal
junto a un océano
que tenía los nombres de la noche
pero el primer hombre vino
con su trineo de fuego
impulsado por el sol

Fui transportada
hasta el hueco lunar para una virgen
condenada a iluminar
un mundo árido de mañanas interminables
que espantan a la misma luna
Por dondequiera que corrí
en busca de algún camino a casa
la mañana había bifurcado
los ríos horrendos
que anidan evaporantes en el lecho espumoso
de mi madre mar.

El tiempo forzó la luna
hasta empreñarla
y me encontraron mortal
junto a un cráter
recitando
la mar de nombres de la noche

Amina Said

nos recordaremos nos olvidaremos
reviviremos el tiempo de infancia
seremos parlanchines seremos mudos
nos enraizaremos en las venas de la luz

cuando tú vengas (porque tú vendrás)
será para nuevos nacimientos
cerraremos las pupilas gemelas del sueño
seguiremos con la mirada navíos invisibles
contando hasta siete siete veces
y seremos pacientes impacientes
tormentosos apacibles porque de la palabra
al silencio y del silencio al aliento
habremos estado muy cerca de abolir el tiempo

vértigo despertares secretos
has tomado el lugar del día y el de la noche
desde entonces temo la prueba
y la multiplicación de las horas
rota sobre el espejo de tu cielo
soy una estrella muerta
una impronta vacía un reflejo

voy al azar desligada de la tierra
me miro vivir con los ojos cerrados
sobre los espejismos sin consecuencia del mundo
y permanezco sin excusa
caigo entre el eco impreciso del silencio
mientras que incineran mis sombras
que existían sin mi

no vuelvo la cabeza más que al llamado de mi nombre
yo bordeo lo imprevisible
el sufrimiento se burla de mí
el día la noche me hacen falta
la espera desposa la soledad
y la sombra que desciende sobre mi
rodea de negro mis ojos

yo me corono de indiferencia
y lloro arco iris inconcebibles
tengo bajo la lengua un delirio de palabras
que uno no se imagina y que solo libera
el vértigo transparente de los pájaros
estoy por fuera del espacio
ya no se saludar el tiempo

como en otra lengua
se oculta el secreto de las vocales
signos invisibles que el ojo recrea
yo inauguro la pérdida de un rostro

el ojo es una estrella entre un cielo negro
una lágrima de luz traza su surco
entre la claridad que hará el día
la hoja de los cuerpos cortará el espacio

llevamos el recuerdo de una ribera antigua
la antorcha del tiempo se consume
el ser refugiado en el ser busca su sombra
lenguaje perfecto del silencio

yo me empeño en hacer revivir
el pasado entre mi ojo izquierdo
el ojo derecho que el sol ilumina
se inventa un futuro incierto

yo no concibo la tierra sin el cielo
la luz sin el sacrificio de las tinieblas
el agua sin la sed de las piedras
el poema sin el ser el lugar sin la búsqueda

soy el absoluto del círculo y su tensión
la noche y la iluminación la sombra
y el umbral el fuego y el símbolo del fuego
yo soy mil yo soy una

yo comienzo y me recomienzo
entre el infinito de las metamorfosis
entre el calendario inagotable del tiempo
yo accedo a tu séptimo día