Breves nociones Geopolíticas de África – entre lo que se entiende por ello, y lo que realmente es-

Para entender África, por lo menos desde las bases antropológicas propias que surgen fuertemente a través de la intelectualidad africanista, en el auge de la descolonización y en adelante, tendríamos que partir de la “idea” que los postulados hegemónicos dan a entender de ella; El proceso eurocéntrico mediante sus distintas formas de colonización, ha colapsado en muchos sentidos las estructuras propias de muchas regiones con respecto a sus formas de entenderse, sentirse y proyectarse ante el mundo.

Es decir, en el caso de África, lxs africanxs actuales son una cristalización que surge entre la coyuntura de conflictos completamente creados a través de los modelos de “otredad”: desde clasificaciones “raciales”, culturales, políticas y religiosas producto de la “dialéctica” colonial, que ha provocado por ejemplo, conflictos “étnicos”, religiosos y/o “territoriales”, hasta por ejemplo, la propia aceptación de que es eso llamado África. Esto resulta ser algo que muchas comunidades milenarias africanas jamás han necesitado para situarse en el mundo, y que desde las categorizaciones geopolíticas espaciales eurocentradas se les impone, y desde donde solo por englobarles en ello, o bien son invisibilizadxs, o bien generan conflictos identitarios y políticos, como el caso del Magreb.

Tomando como base esto, hay que empezar por comprender que África se la ha dividido por Occidente, y luego desde discursos internos, en dos grandes regiones raciales: la “África Blanca”, y la “África Negra”. Geopolíticamente, cada una de estas divisiones defendida por un compendio de “razones” muy visibles a través de estereotipos, donde los más generales representan la idea de ese norte de África lleno de “ladrones” y “terroristas”, ese “subsahara” lleno de “pobres negritxs desgraciadxs”, “infantiles” y “salvajes”. Una idea muy generalizada y vendida del continente, y que revierte una realidad conflictiva histórica entre Occidente y África, en la necesidad del primero de la subordinación del segundo.

La construcción de la idea de África está sustentada históricamente a través de pequeñas crónicas, supeditadas a mucho exotismo. Esas distorsiones metamórficas propias se suelen imponer a la “otredad”, ya que casi todos estos “acercamientos” a la historia africana fueron desde miradas externas. En el continente la tradición oral es un  medio de trasmisión muy arraigado y valorado, y digamos que “estxs foranexs” que hablan de ella, se sentían demasiado por “encima” para escuchar, o por lo menos hacerlo sin prejuicio y sin añadir coletillas. Es por eso que las crónicas, los relatos, epopeyas y parábolas que nombran sucesos del continente están tan teñidos de incoherencias, supersticiones, mitos y fantasías que ellxs creaban. Esbozos de estos exotismos lo hallamos en crónicas grecoromanas, persas y bíblicas. Desde la noción de lxs Aethiopians -”caras quemadas”-, como a través de las epopeyas Solomónica, el relato de Makeda la reina de Saba presente en el “Cantar de los Cantares”, o los contactos y conflictos bélicos y económicos del Mediterráneo y el Sinaí. O del pueblo de Kemet-”Tierra de Negros”, al que llamaron Egipto por lxs semitas etc… Añadir que estas latitudes tan cercanas al que en su momento era el epicentro del pensamiento “civilizado”, daría chance a las bases culturales occidentales actuales para su reconstrucción histórica. Se consideró tras la arabización como parte del “Mashrek”, “por donde sale el Sol”, es decir, más cerca de oriente que de la idea de “África”. Y el “Magreb”, sería el resto del norte de África, también exotizado desde la “otredad” histórica de la naciente europa a través de Cartago -Byrsa/Qarthadasht-, de “sus” “Guerras Púnicas” entre ésta y la que fue entonces centro de occidente, Roma. En aquellos enfrentamientos por el control y defensa se disputaba el dominio de territorios y pueblos norteafricanos, desde Cartago,  dada la expansión económica de este estado de influencia fenicia, que fue en un principio colonia suya en la actual Túnez, hasta los pueblos del Atlas, como los Númadas, Amazigh ”bereberes” o Mauri -”Moros”, “morenxs”-.

Así que tenemos a su vez, un norte de África dividido en lo que llamamos Magreb -por donde se pone el sol”- que comprende desde Libia hacia el oeste, el Mashrek -por donde nace el sol”- desde Egipto al este,  y parte del Cuerno de África.

El Magreb y el Mashrek continental, se los aleja cultural e históricamente de la actual África. No está en los mismos marcos históricos, son islas tránsfugas, y geopolíticamente se ha heredado ese prejuicio, con más ahínco a lo largo de los procesos coloniales del XIX y con el nuevo “orden mundial”. El por qué es complejo.

Tendríamos que adentrarnos primero en la coyuntura “más actual” y en las raíces de este problema; ésta tiene inicio en el VII con el Islam, ya que la dualidad cristiano-musulmana es la que toma por excelencia protagonismo en la idea que se tiene del Norte de África. Y por tanto, surge la idea de un África continental en la “historia eurocéntrica”, aunque más abajo del Sahara sólo sea para refugio a demonios, quimeras y dragones.

A esto añadir que los discursos se emiten, pero también se interiorizan y viceversa, y se tornan un centrifugado de ideas que muchas veces pierden la raíz del “motivo”, y entre convergencias y resignificaciones, se descontextualiza y distorsionan las realidades políticas. Por ejemplo, no sabiendo muy bien el cómo, porqué, y qué lo provoca, son las propias poblaciones norteafricanas las que asumen esa “insularidad” africana. Por poner un ejemplo actual tenemos al pueblo Saharaui, que antes se identifican como “República Arabistas”, que como africanxs. Lxs Imazighen -el origen Saharaui es Amazigh y Reguibat, pero en la actualidad no se identifican con el primero como tal- tampoco se consideran Africanxs. Y el resto de Áures, en su mayoría musulmanes, podrán considerarse magrebíes, mashrakíes, beduinxs, “bereberes” (Imazighen), libixs, egipcios…pero a groso modo “no africanxs”. Lo mismo ocurre a grosso modo con lxs Etíopes, que siendo consideradxs “negrxs”, por ejemplo, asumirán sus rasgos más cercanos a la normatividad de la belleza occidental y a su piel cobriza, para asumirse de cualquier modo menos africano, como muchxs de esas latitudes que recurren a coletillas como ser “del Cuerno de África”, como si la especificación de alguna manera crease fronteras muy diferenciadas a tener en cuenta.

A África se la identifica como el conjunto de todas las poblaciones subsaharainas. Es decir, del Sahel hasta sudáfrica.

Esta idea toma fuerza también a través de las distinciones musulmanas en su proceso de expansión y la dialéctica de ésta con occidente y sus conflictos.

Recordemos que son lxs musulmanes lxs que apodan al continente “Ifrikiya” de la raíz latina “Africa”, “lugar caluroso”, y ésta nomenclatura latina solo hacía referencia al norte, dejando el resto en “Terra Incognita” como herencia musulmana. La fractura histórica surge acá, y permea en las distintas formas de adentrarse en esa tierra incógnita, como toda civilización humana sabe hacer, a través de la tiranía y la violencia.

Como ejemplo recordemos que es en la edad media musulmana, donde se recoge las crónicas cartográficas e incluso las primeras miradas antropológicas del “África negra” – Ibn Jaldún, por tomar un ejemplo-, y se ven en la necesidad, desde ese insularismo continental de denominar al reino milenario de lxs Nubians en el Sahel Oriental por “Bilad as-Sudán”, es decir, “País de los Negros”. Al mismo tiempo que heredan y custodian los mapas Kemíticos de Ptolomeo, que ya hablaban de una tierra redonda, y que fue crucial en la reapropiación global de occidente, en este caso por parte de un España que se consolida al ocupar el Reino arabo-bereber de Granada, resignificar su ciencia y tradición naval, para en nuevo “reordenamiento espacial imperialista” desde el renacimiento, que one en disputa el pillaje y usurpación de el Abya Yala -América- y el “África Subsahariana”, y las innumerables formas de violencia establecidas.

Ahora, desde que el término “Negro” se convierte en ese absoluto categórico que engloba el Sahel, centro y sur del continente, ya ahí, se configura esa idea enquistada que nos sobrevive y que niega no solo la multidimensionalidad africana, sino las múltiples formas de violencia inmersas, y que nos mutila a la hora de encontrar resoluciones.

Esa África “subsahariana” se podría englobar en tres grandes grupos étnicos-culturales: Nilóticos, Joisán y Bantú. A su vez estos grupos están subdivididos y mezclados a lo largo de la historia en infinidad de etnias que pueblan la África Subsahariana.

Ahora, ¿dónde se concibe esta multidimensionalidad?

Por ejemplo, la problemática interna en las etnias y culturas; las divisiones religiosas; en sistema de castas; nacionalismos, como los actuales conflictos xenófobos que la población nativa Sudafricana ofrece a inmigrantes Nigerianxs, Somalies o mozambiqueñxs; la esclavitud -como economía- como la que aún se establece desde lxs Amhara hacia lxs Nubians; la diferencia de clases; patriarcales; raciales ya que dentro de esa “negritud”, hay inmerso históricamente un racismo que establece diferencias étnicas y subordinaciones, o como en la actualidad un racismo interno que se resume en una negación a sí mismxs en múltiples formas de violencias; e incluso por “capacidad” ya que el “hito” a la perfección tan interiorizada en los valores nucleares de la mayoría de las culturas troncales genera un rechazo muy acentuado a las “discapacidades” físicas, desde el estigma al albinismo, las víctimas de la polio, o lxs mutiladxs.

Para entender esto hay que ver que más allá de lo descrito, no es hasta que a un inglés iluminado y colorado como un cangrejo llamado Livingstone, que le da por “buscar” el Bajo Nilo, y adentrarse en ese “País de Negros”, que la idea de África moderna no se consolida. Al explorador inglés lo dan por desaparecido y mandan en su búsquedad a un periodista americano, Henry Stanley, quien tras el encuentro emprende él mismo nuevas exploraciones hacia el interior del continente aún por “descubrir”. El rey de Bélgica, Leopoldo II, se encandila con las pericias del americano, lo contrata como mediador entre jefes tribales y el monarca, y se sirve de él para cartografiar el dominio del continente. A el “Gran Rey, petit royaume”, le da por organizar el congreso de Berlín 1884, y dividir el continente con una regla entre otras naciones europeas, tras luego invadirlo con las prácticas más inhumanas. Además, de la toma Bálcanica por Rusia en el conflicto Otomano -otra configuración de la otredad, occidente se “estructura” señalando y coaccionando al/la Otrx-, que en suma, este tratado, tan perverso y definitivo para la problemática imperialista de África, como en su momento lo fue el Tratado de Tordesillas, pero esta vez, no era el Papado de lxs Borgia la argamasa ideológica, sino la recién nacida “Royal Society”, tomando la “Razón Universal” como bastión de sus empresas coloniales y bélicas.

Es ahora, en esa “Modernidad”, la que mediante la “Razón Universal”  se invierte la “idea de África”, denominando así solamente a la que abarca “la Negritud”, aislando definitivamente de ese ideario al Magreb y al Mashrek. Este nuevo marco geopolítico permite al mismo tiempo delimitar las clasificaciones raciales que dan existencia justificada y científica de nuevas prácticas de subordinación, en una época en la que el liberalismo abogaba por “el abolisionismo de la esclavitud” debido al monopolio del triángulo comercial. Alegando así, en la sociedad europea “justificaciones racionales” a este acto aberrante de “economía”. Ya que, en la ocupación y reparto norteafricano, a pesar que sufrió innumerables formas de opresión en la modernidad, y el auge del capitalismo con sus múltiples violencias estructurales, no sufrió interseccionalmente elementos de violencias específicas que solo afrontaron “lxs negrxs” -y recalco, no solo lxs de África, sino de la polinesia, Australia y posteriormente los que arribaron a América-.

“Lxs Negrxs” serán consideradxs “bestias de carga”, pero a lxs norteafricanxs nunca se les relegó a este estatus.

Hoy día, en los albores del siglo XXI, esta división regional del continente africano se resume en los conflictos desde la perspectiva occidental que representan un “Norte”, con su dificiles relaciones sobre todo con su países limítrofes (España, Italia y Grecia) con su realidad propia, y el África Negra. Señalar, que en estas “problemáticas” toma mayor protagonismo para occidente los éxodos migratorios provocados tras la caída del supuesto régimen colonial a lo largo de los años sesenta a sus antiguas “metrópolis coloniales”, europa.

Otro factor relevante a tener en cuenta es la idea de continentalidad. Las formas y medidas, al igual que el valor de algo, siempre está supeditado a un valor ideal hegemónico que niega y desvaloraliza otra formas de interactuar y comprender la realidad. De la misma manera que las medidas numéricas en base diez corresponden hoy a dicha hegemonía, no significa que no haya cultura que usen sistemas numéricos en base veinte no-posicional, por ejemplo, y desde ahí llegar a unas conclusiones complejas de las proporciones de la  realidad. Lo mismo ocurre con otros aspectos dimensionales. Que en europa midan una superficie en hectáreas y metros, y desde ahí constrúyan la espacialidad política territorial, no puede desvaloralizar, que en Canarias o Cuba por ejemplo, se mida la superficie en Fanegádas y Celemines, reapropiándose de diferentes formas de relacionarse en esa espacialidad política territorial propia, y llegando a conclusiones igual o más complejas. La idea de continentalidad, el asumir que determinado territorio empieza en un punto y acaba en otro es un concepto espacial y político que no comparten todxs los pueblos.

 En el caso de África, comprendamos que muchxs de lxs pueblos que la componen, e incluso civilizaciones, aunque tuvieron su amplio desarrollo en las ciencias geográficas, e incluso por medio de sus propios procesos de colonización, tuvieron sus propias formas de medir su territorio, sus límites y desde donde verse o no situados en el mundo. Estos pueblos y civilizaciones africanos, no tuvieron la necesidad de indentificarse con esa superficie concreta continental llamada hoy África, que como ya dijimos, no dejaba de ser en su momento una provincia Romana, y en los procesos de colonización de la modernidad una gran extensión de provincias Europeas.  

Es por ello, porque en este “continente” hay un severo conflicto de muchos pueblos a la hora de identificarse con el. Es cierto que estructuralmente occidente ha establecido unas violencias concretas y específicas a grosso modo a este continente en que de alguna manera crear en su imaginario. Aunque en este texto también hemos cuestionado eso. Y es cierto incluso que muchxs identidades políticas desde las diásporas, abogaron en la resignificación de este imaginario por un “panafricanismo”, una utopía política y revolucionaria. Una idealización de “África” en la que toma protagonismo una “negritud” esterotipada y homogénea que niegan la multidimensionalidad cultural, política y étnica de esos territorios. Ahora, ante esto nos abruman unas preguntas, desde las que queremos hacer el cierre de este apartado: ¿esta idealización promovida ante todo por una “negritud” americana, hasta que punto no formó parte de esa soslayación ideológica que negó y genera constantes conflictos en la propia “África”? Hay muchas personas categorizadas “negras” en américa y europa, que no pertenecen a una comunidad afrocultural, o sus familias sufrieron un proceso de occidentalización hace décadas o siglos,  son completamente occidentales o “mestizos” ¿porque son afros? ¿ser afro es tener unos rasgos concretos y un inclemento de melanina? ¿y de ser así, que es ser afro? Por ejemplo, ¿una joven, de raíces beduinas magrebíes nacida en españa se la puede considerar afrohispana?

 Y tras todo esto, ¿quiénes son lxs africanxs?

Franjas Geopolíticas

A África se la divide, como en los ejemplos introductorios anteriores mediante unas divisiones geopolíticas. Es decir, un estudio “de la vida e historia de determinados pueblos en relación con el territorio geográfico que ocupan, y los factores económicos y culturales que los caracterizan. Esto, situándonos en un realidad inmersa en relaciones interesadas de desigualdad y autoridad -Neoliberalismo-, se resume en analizar la viabilidad de los recursos africanos, la explotabilidad de estos, la capacidad de dicho territorio a subyúgarse en post de su extractabilidad, manufacturado, procesado y exportación, la mano de obra barata. Y lo más importante hoy día, la estabilidad territorial, es decir, que nos les dé “a estxs” por rebelarse, apropiarse de dichos recursos -nacionalización-, o negarse a que se desarrollen. Esto último “perjudicial” en las economías neocoloniales que desangran el continente, ya que, que un territorio se reapropie o nacionalice un mercado, es solo un cambio de intermediarixs, a veces hasta beneficioso para el reciclado económico -por ejemplo, que un territorio europeo tenga cero responsabilidades sindicales con sus empleadxs, con la problemática social, o ecológica-, pero que los “modos” y “prácticas” de vida, desestimen por ejemplo la extracción de “x” producto por cómo este afecta a su entorno y vida, eso es inadmisible, es motivo para que la “bestia” vestida de cordero saque su dientes. Como ejemplo de esto, la intervención reiterada, la última recientemente bajo la cortina de humo que ofrecía precisamente la expoliación de los recursos nacionalizados de Libia, donde el ejército francés y la AFROCOM, en defensa de la economías latifundistas y esclavistas del cacao y el café, encabezadas por Nestlé, en Costa de Marfil, ante las revoluciones agrarias por la reapropiación autónoma de las tierras que fueron truncadas violentamente al más puro estilo imperialista, aunque no recordamos todos los eufemismos dados que las justificaron.

Dichas franjas comprenden:

  • NORTEAFRICA: el Magreb y el Mashrek antes explicado, que dominan ambas la costa mediterránea, y ya luego el Magreb la costa noroeste Atlántica, y en el lado contrario, el Mashrek, al Este, el paso oriental de “El Sinaí” y el Mar Rojo. Bajo ellas desde el las costas atlánticas Saharauis y Mauritanas, hasta el mar rojo, la “Franja Sahariana”, que componen el sur de Argelia, Chad, parte de Mali, Níger y Sudán, y el Egipto. Argelia, Níger y Chad, monopolizan estratégicamente un enclave económico importante administrado por Francia para el abastecimiento energético europeo, a través del gaseodúcto y el oleoducto que atraviesa el mediterráneo y desde donde se estableció en esta región innumerables conflictos. Como anécdota -por llamarlo de alguna manera-, la misma Francia, estableció un megaproyecto -eufemismo para todo desastre medioambiental- que lleva años en proceso de crear un autopista eléctrica -MAT- hacia marruecos vía españa, desde donde vender su exceso de energía. En resumen, se trata de cómo grandes tubos llenos de gas y petróleo recorren miles de kilómetros por el continente africano, se sumergen en el mediterráneo, lo atraviesan, llegan a Francia donde se convierten principalmente en energía, y luego vía gigantescos cables se mandan a marruecos y Argelia, un completo absurdo, llamado liberalismo de mercado.

  • SAHEL: Esta franja comprende una región ecoclimática fronteriza entre el clima desértico sahariano y los bosques y selvas centrales. El sahel establece al mismo tiempo, políticamente a través de muchas fructuaciones históricas las divisiones de los pueblos de “etnias blancas” del norte y la negritud heterogénea cultural y étnica del centro y sur. Por otra parte, las sequías son una de las problemáticas más graves, donde no se puede decir que sean territorios fértiles. La fertilidad de los cultivos es inseparable de la ganadería que es fundamental en el Sahel.

Los grandes recursos de Gas y Petróleo de Nigeria en el África Occidental, desde donde se lucha encarnizadamente no solo por su control, si no por establecer “estabilidad territorial” en su países vecinos para creación de un oleoducto y un gaseodúcto que empaten con los explicados antes en el enclave norteafricano saharo-magrebí, hacen del Sahel un territorio estratégico y conflictivo entre múltiples actores armados. En lo que a territorios la componen debamos de entender que son todos los situados al norte del África Occidental limítrofes al Sáhara Magrebí.

  • ÁFRICA OCCIDENTAL y GOLFO DE GUINEA: El África Occidental lo componen: Benín, Burkina Faso, Costa de Marfíl, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Senegal, Sierra Leona, Togo y partes de Mali, Níger y Nigeria. Se trata de un territorio fragmentado en estados pequeños herencia de las posesiones repartidas entre diversas potencias, sobre todo inglesa y francesa, y en menor medida portuguesa y española. En esta franja se encuentra el Golfo de Guinea. Antes que nada señalar que el término “Guinea y guineo” significan en castellano antiguo “Negro”. Si miran un mapa verán que los europeos dejaron este estigma en muchas latitudes geográficas. Tenemos este “Golfo de Negrxs” en el Africa Occ. donde se halla la antigua colonia española de Guinea, su vecina Guinea-Bissau y más al sur, cerca del “río Congo”, Guinea Ecuatorial.  El resto de territorios que componen esta franja son “pequeños” países en contraste con las grandes extensiones territoriales del resto, herencias coloniales, debido a los múltiples conflictos por establecer control ante las innumerables riquezas naturales. Los principal recursos son el petróleo y gas del Delta del Níger, el oro como la señalada topomínia de “Costa del Oro”, en la actual Ghana, y lxs grandes latifundios de Cacao, Café, Algodón y Azúcar en general. También se establecen conflictos por minerales exóticos como el Coltán, además de diamantes, y otros minerales exóticos.

  • CUERNO DE ÁFRICA: Comprende unas regiones ligadas a un conflicto permanente. La componen por un lado el rico Darfur, al sur de Sudán, que busca independizarse en un conflicto de “apadrinamiento” gringo-chino. Eritrea, Djibouti, Somalia, y la no reconocida Somaliland, conocidas por la presión internacional que ofrecen sus “piratas” que controlan el mar rojo, que no es más que la cristalización de un conflicto muy complejo de neocolonialismos, además de los conflictos agrícolas, principalmente de cacao, te y cafe. Añadir queda Etiopía, donde sus hechos más sonados son el gran éxodo protagonizado por etíopes -y sudanesxs, aunque a estxs sí les dejaron morir- hará treinta años, en parte debido a una excesiva población sin acceso a recursos y en aquel momento un cambio climático en auge debido principalmente al monopolio de recursos en post de la exportación de cacao, café, té y cereales. Este hecho fue muy importante porque la aún adolescente Israel se negó a acoger a judíxs etíopes, pese a que se configuraba como potencia mundial en oriente mediante una “Guerra Santa”, haciendo un llamamiento global patriótico de judíxs, pero no de todxs lxs judixs, estxs etíopes eran negrxs. Al final accedieron a acoger a una pequeña parte debido a presiones internacionales, y hoy día la población Etíope en Israel representan el sector más pobre y subyugado, alcanzando violencias estructurales y racismos similares a los del Apartheid Sudafricano de finales del siglo pasado.

  • CENTROÁFRICA: El centro de África, atravesado por cordilleras selváticas y boscosas, por el fértil río Congo, y las temperaturas tropicales occidentales es el enclave conflictivo más atenuado en lo que a recursos minerales se refiere. Territorios productores principales del mercado mundial de Coltán, Oro, Platino, Diamante, y muchas piedras exóticas, están compuestos por: R. Centroafricana, Guinea Ecu. Gabón, R.D. Congo, Camerún, Congo, Ruanda, Uganda, Burundi, Kenia y Tanzania.

  • “IL GRANDE SUD”: La componen: Angola, Zambia, Malawi, Zimbabwe, Mozambique, Namibia, Botswana, Sudáfrica, Suazilandia, Lesoto y la isla de Madagascar. Algunos conflictos representativos son el del estado de Sudáfrica, aunque superando este lo que abarcó el apartheid colonial y posterior abiertamente punitivo, hoy día, el mismo se establece por las violencias estructurales, y las políticas xenofóbicas contra las migraciones de sus países vecinos ante el auge y centralización de la economía del sur del continente por dicho estado. El resto de países comparten una relación de pillaje con grandes potencias de Occidente, Japón y China ante la riqueza de recursos principalmente minerales, la total desprotección de derechos laborales y la mano de obra barata.

  • ÍNSULAS: Debido a su diminuto tamaño relativo a la enorme continentalidad Africana, los distintos archipiélagos e islas africanas no dejan de formar parte de distintas relaciones geopolíticas. Desde las Norteafricanas Islas Salvajes, Azores, Canarias y Cabo Verde – la Macaronesia- que representan la mayoría -excepción de Cabo Verde-  aun colonias y protectorados fieles a las políticas económicas y estratégicas de Europa en África. Desde el control marítimo comercial administrado a través de puertos francos, el control de los recursos marítimos del banco canario-saharaui, hasta la economía turística, o el turismo sexual.

En las costas occidentales tenemos a Santo Tomé y Príncipe y Bioko, subyugado por el turismo y la exportación de frutas exóticas. Al Sur, Comodores, Sheychelles, Mauricio, Pemba y Unguja que representan una disputa territorial entre los nuevos colonialismo Orientales, las antiguas administraciones Europeas y sus propias autonomías, aunque algunas siguen bajo colonialismo europeo, como isla Reunión respecto a Francia. Reitero, casi todas las islas representan debido al imaginario occidental un referente exótico, y por ello sus violencias estructurales se mitigan a las provocadas por la especulación, el desarrollo del turismo y la servidumbre adherida a esta por la mano nativa, el fomento de lupanares y la subyugación nativa a las cosificaciones del mercado sexual, y las pequeñas exportaciones de productos exóticos además de las economías de dependencia que a las que se las somete. A esto añadir el factor estratégico que suponen para el control administrativo comercial y militar para el continente.

En definitiva este es un acercamiento a la realidad Geopolítica Africana, la idea que se exporta de ella y que permite de alguna manera las violencias mitigadas a este continente en sus múltiples formas.

Lo que pretendemos esbozar son unas ideas concretas:

  • África no es un País.

  • África no es una dualidad étnica: morxs y negrxs; Terroristas y ladronxs versus miserables y salvajes.

  • África no representa una verdadera autonomía, no habido un real proceso de descolonización. La miseria de África, sus conflictos perpetuos, no son un esencialismo. Son arraigados por políticas exteriores y el modelo económico global, el capitalismo.

A modo de conclusión final, nuestra intención de escribir este breve contexto geopolítico de África y crítica a sus imaginario eurocentristas, no es más que permitir un acercamiento sin el velo occidentalista  que se ha impuesto en la mirada hacia África, que aún hoy se exhibe, y que esconde más la vanidad de quien la describe, que la realidad sobre la cual se sitúan sus pueblos.  Más allá de esto, nos preguntamos si es posible pensar hoy en día en formas no eurofonas ni francófonas, si no de miradas más propias sobre la complejidad que se vive -y durante mucho tiempo se padece-, por las múltiples formas de violencia que han acompañado a los pueblos desde antes de que empezara la colonización, que lo que ha hecho es agudizar y desangrar más el territorio.

Lo anterior con el propósito de lograr acercarnos a entender las diferencias de sentidos y significados como sus puntos de convergencia de sus pueblos, y para eso  insistimos en la necesidad de rechazar toda mirada impuesta que se hace, y por el contrario empezar a rastrear -como a reavivar- cada unos de los esfuerzos que se han hacen por esclarecer o aportar a comprender las fuerzas y tensiones étnicas y culturales que están determinadas por condiciones sociales, históricas, geográficas, económicas, ecológicas, subjetivas y políticas que componen el territorio africano.

Finalmente esperamos que estas breves nociones les orienten en el entendimiento de África, y del Mundo.

Como señalamos al inicio, este escrito es una brevedad, lo que esperamos a lo largo de nuestro proyecto general en este blog ir profundizando desde sus distintas perspectivas multidimensionales. Pues si no, sentimos caer en esa absolutización del continente que niega su diversidad y complejidad en todo los órdenes de su realidad política, social e histórica.

Con toda probabilidad, cometimos errores. De ser así, invitamos a que nos escriban y poder así madurar nuestras ideas.

FUENTES:

  • Pierre Clastres, “La Sociedad contra el Estado”, 1974.

  • Cheikh Anta Diop, “Naciones Negras y Cultura”, 1954.

  • Sadri Khiari. “La Modernidad es el Opio del Pueblo”

  • Marc Serena. “Esto no es África”. 2014

  • Ryszard Kapuściński. “Ébano” ( 2008) y “Un Día más con Vida” (2008).

  • Frantz Fanon. “Piel Negra, Máscara Blanca” (1952) y “La Tierra de los Condenados” (1961)

  • Edward Said, “Orientalismo” de 1980.

  • Valentine Y. Mudimbe, “Que es una línea. Sobre las paradojas y alteridad”. 2006.

  • Ousmane Kane. “África y la producción intelectual no eurófona. Introducción al conocimiento islámico al sur del Sáhara y alteridad”. 2011.

  • Ferrán Iniésta. “Historia del Islam en el África Negra” y “El planeta negro. Aproximación histórica a las culturas africanas”  (2011 y 2008).

  • Henry Sylvester Williams. “El Origen del Panafricanismo”. 1905.

  • Doreen E. Crompton de Calvo. “El Panafricanismo y la integración del África Oriental”. 1968

  • Houria Bouteldja. “Islamofobia: cuando los blancos pierden su triple A”.

  • Eric Williams. “Capitalismo y Esclavitud”, 2011.

  • Vicent Boix. “Piratas y Pateras. El Acaparamiento de Tierras en África”. 2012

  • Domingo Garí. “Geopolítica, Nacionalismo y Tricontinentalidad”, 2015.

  • Itziar Ruíz-Giménez Arrieta. “Los conflictos armados del África Subsahariana contemporánea” .